La última persona que la vio con vida fue su hasta entonces novio, Javier Román, con el que ese día tenía intención de romper, y al que siempre se consideró el principal sospechoso, aunque nunca hubo ningún elemento que permitiera imputarlo.
Tras perderle la pista, todo su entorno fue investigado. Un año después de su desaparición, la juez del caso ordenó iniciar una búsqueda en un vertedero, debido a un aviso anónimo que sitúo a la joven en ese lugar. Una búsqueda que resultó fallida y que se terminó paralizando debido a su alto coste.
En aquella ocasión, su cuerpo no apareció y todavía hoy no lo ha hecho. Desde la noche de su desaparición, nada se sabe de su paradero o si sigue viva o muerta.