En abril de 2006, en la localidad sevillana de Dos Hermanas, desapareció un adolescente llamado Josué Monge. El día de su desaparición, había llegado a casa con su expediente de notas, habiendo suspendido varias asignaturas. Sin embargo, sus padres decidieron no castigarle y le dejaron ir a casa de un amigo a dormir. Josué marchó con su bicicleta, pero se le perdió la pista a partir de entonces, pues jamás llegó a la casa de su amigo, situada a 300 metros de la suya propia.
Tan solo 13 días después de su desaparición, el 23 de abril de 1990, el padre de Josué, Antonio, marchó en busca de su hijo. Pero la situación se volvió más crítica y confusa, pues él tampoco regresó nunca. Poco a poco, se fueron conociendo más detalles sobre lo ocurrido en los días anteriores a la desaparición de Josué. María Isabel, madre del joven, había comunicado a su marido días antes su intención de divorciarse de él, al llevar varios años sufriendo malos tratos. Además, el día antes de que su marido desapareciera, le dio a entender qué sospechaba de él. Y otro factor clave que le señaló fue que, el día de la desaparición de Josué, según María Isabel, su esposo estuvo cinco horas fuera de casa, y volvió con una ropa completamente diferente a la que tenía cuando salió.
En consecuencia, se tramitó una orden de busca y captura contra el padre de Josué, siendo considerado culpable de la desaparición de su hijo, y acusado de homicidio. Las principales teorías a esta desaparición apuntan a que Antonio Monge acabó con la vida de su hijo y terminó por quitarse la vida después de que se empezara a sospechar de él.
María Isabel se esfuerza porque se continúe investigando el caso, y piensa que, si se encuentra a Antonio con vida, quizá sepa también la verdad sobre qué pasó con su hijo Josué.